Que Deadpool, el «Mercenario Bocón», es una fuente inagotable de improperios y tonterías no es precisamente un secreto de estado. Que haya nacido como una parodia les dio libertad argumental a sus guionistas para colocarlo en las más ilógicas de las situaciones, reaccionando de las maneras más abyectas y maquinando los planes más absurdos, siempre sazonados con una enorme cantidad de violencia gratuita y, la mayoría de las veces, sin demasiado sentido.