Hace 10 años, Ruby Evans ganó $100,000 en la lotería de California. En días recientes compró un raspadito por $20 y celebró que ganó $2,000. Cuando fue a cobrarlo y pasaron el boleto por el escáner, el premio era 1,000 veces mayor. La mujer, residente en Compton, al sureste de Los Ángeles, ya sabe en qué usará esa "bendición".