Kate Cox, una texana de 31 años de edad y madre de dos hijos, estuvo entrando y saliendo de salas de emergencia durante su embarazo y, según un escrito presentado ante la corte, sufría de "calambres severos, diarrea y pérdida de líquido no identificable" por la gestación de un feto que no iba a ser capaz de sustentar la vida.